CINE Y ORIENTACIÓN VOCACIONAL

¿Qué hubiera pasado con ‘Billy Elliot’ con una mala orientación vocacional?

Por Ángel Tizoc Aguilar *

Es la ópera prima de Stephan Daldry (2000). Un joven adolescente con una familia de tradición minera tiene la vocación de bailarín. La película narra la lucha entre el tesón vocacional de Billy Elliot (Jaime Bell) y la furibunda incomprensión de su familia, la cual hasta cierto punto es justificada, porque el adolescente vive en un pequeño pueblo inglés donde prácticamente todos los hombres trabajan en una compañía minera. Dicho de otra manera la economía del lugar depende de la mina.

Son obreros, con los rasgos de personalidad que distinguen a este tipo de personas: ásperos, poco sensibles, machistas y con un solo objetivo en la vida: trabajar en la mina y esperar, con el paso de los años, la obtención de la anhelada jubilación, si es que antes no mueren en un accidente propio de esta actividad. El futuro de Billy Elliot está predestinado: debe ser un minero como su padre y su hermano mayor. Además tiene que actuar como lo hacen los jóvenes de su edad, es decir, aprender Box, deporte regional de esta villa inglesa, acabar su secundaria y enrolarse a su destino: la Mina. Pero el adolescente tiene otros planes.

Cabe señalar que Billy es huérfano de madre, pero de ella y de su abuela proviene el gusto por la danza. Una desde del más allá y la otra como representación de su mamá consienten y estimulan el gusto del adolescente por el ballet. Al sentirse como un bailarín nato toma la decisión de inscribirse a escondidas de su padre en la escuela de danza del pueblo.

Junto con su maestra de baile, que funge como una verdadera orientadora vocación, Billy descubre su pasión por el baile. Como es de esperarse su padre se entera por terceros, no sin antes recibir las respectivas burlas de sus colegas mineros: “tu hijo anda de bailarán y a parte es ‘raro’”, por lo que el afligido jefe de familia sale en busca de su hijo para aplicarle un correctivo contundente, porque además pone en entredicho el apellido Elliot.

Paralelamente, la mina está en huelga, porque el sindicato de mineros exigen mejorar sus condiciones de trabajo y de seguridad. No hay dinero, porque no hay paga y “Billy Elliot se le ocurre andar de ‘bailarín’”.

El padre lo recrimina, pero surge el carácter y la voluntad de Billy Elliot. Con todo el coraje muestra a su padre lo bueno que es para el baile y éste se queda perplejo porque alcanza a ver la capacidad de su hijo. El señor Elliot es gente ruda y de pocas palabras, pero ante todo ama a su hijo por lo que hará todo lo posible por cumplir el sueño de Billy, aun sacrificando las tradiciones familiares y los estereotipos tan arraigados en el pueblo.

El adolescente tiene una feliz audición en la Real Academia de Ballet de Londres que coincide precisamente con el fracaso de la huelga sindical de los mineros. El hermano y el padre de Billy vuelven a trabajar en la mina, mientras que él ingresa a lo que será una fructífera carrera. Pasan los años y Billy Elliot se convierte en un referente del ballet en el Reino Unido.

¿Qué hubiera pasado si su padre y la maestra que fungió como orientadora vocacional no apoyan la carrera del chico?

Se hubiese perdido un futuro brillante, y Billy sería otro minero más, probablemente viviría frustrado para toda la vida porque hubiera desempeñado un oficio que aborrecía. En términos económicos y artísticos hubiera sido un desperdicio.

Ahora bien, esta analogía viene el caso porque en México 35% de los jóvenes que están estudiando una licenciatura han aceptado que no les agrada. En el ambiente laboral la cosa no cambia. Casi 3.5 de cada 10 profesionistas aceptaron que equivocaron la profesión. En pocas palabras, México es tierra de miles e incluso millones de “Billy Elliots”, pero sin desarrollar sus verdaderas aptitudes e intereses profesionales o técnicas.

La correcta orientación vocacional es fundamental y el ejemplo no los pone esta conmovedora película de corte europeo. Observen a su alrededor y verán que están rodeados de Billy Elliots. Adolescentes con talento, pero que no saben que lo tienen o bien, carecen de la fuerza de voluntad para imponerse.

No descarte nunca que los profesionales de la Orientación Vocacional apoyen a su institución escolar a encontrar y rescatar la verdadera orientación profesional de sus alumnos.

Informes en MásQueRP:  contacto@masquerp.com 


* Por más de 12 años, Angel Tizoc Aguilar ha sido periodista en medios de negocios, tecnologías de información, salud, deportes y moda. Fue editor de diversas publicaciones líderes de dichas fuentes periodísticas. Es analista y articulista de la fuente de Salud Mental. Ha desempañado proyectos de Relaciones Públicas con diversas compañías mexicanas e internacionales. Es fundador de la Agencia de Relaciones Públicas, Recursos Humanos y Orientación Profesional, MásQueRP. Se le puede encontrar en angel.tizoc@masquerp.com

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