El Día del Niño y la salud mental
- Durante la niñez es común que los niños padezcan escenarios pasajeros de ansiedad, irritabilidad o incluso se comporten de manera agresiva.
- Sin embargo, en algunos casos las conductas descritas pueden indicar un problema más profundo.
- No hay mejor regalo durante el Día del Niño que verlos felices, por ello las especialistas de CEEPI presentan un análisis de los síntomas psicológicos más frecuentes que pueden anteceder a algún trastorno emocional a tratar con la ayuda de los profesionales de la salud mental.

Si estos conductas son persistentes pueden indicar el inicio de un trastorno emocional, como un cuadro de ansiedad, TDA o TDAH, depresión, trastornos de alimentación o estrés en general, entre otros.
Durante la niñez es común que los niños de todas las edades presenten escenarios pasajeros de ansiedad, irritabilidad o incluso se comporten de manera agresiva. Es común que a los niños, en ocasiones, les sea complicado permanecer quietos, prestar atención a sus clases o incluso socializar con otros niños. En la mayoría de los casos se trata de periodos normales y que corresponden a las etapas del desarrollo emocional de todo menor de edad. No obstante, en algunos casos estas conductas pueden indicar un problema emocional más profundo.
Si estos conductas son persistentes pueden indicar el inicio de un trastorno emocional, como un cuadro de ansiedad, TDA o TDAH, depresión, trastornos de alimentación o estrés en general, entre otros. “El tratamiento desde temprana edad ayuda a los menores a ejercer control de sus síntomas emocionales y a los padres para saber manejar estos escenarios cuando se presentan. Sin embargo, el primer paso es saber diferenciar cuándo es un trastorno pasajero y hasta cierto punto normal y cuando ya se trata de un padecimiento crónico”, indicó la Mtra. Susana Salazar Gómora, Coordinadora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
¿Cuáles son los signos de los problemas de salud mental en los niños?
A simple vista se torna complicado identificar las emociones y conductas típicas del desarrollo infantil de las que no lo son y esto puede generar preocupación en los padres. “La ayuda debe buscarse cuando pasan semanas e incluso meses, y los padecimientos no ceden, cuando la angustia se vuelve el eje rector en los niños o su familia, cuando interfieren en el desarrollo social y familiar o cuando los menores se ponen en riesgo. Ese es el momento de buscar apoyo profesional”, explicó la especialista en psicoterapia infantil.
Con el objeto de que los padres obtengan más información de los trastornos infantiles en torno a la salud mental, las especialistas de CEEPI dieron a conocer una serie de síntomas que deberían poner en alerta a los padres de familia:
Infancia baja de 3 a 9 años de edad.
- Les resulta imposible concentrarse en tareas básicas.
- Nunca paran de moverse y no pueden sentarse de forma tranquila en actividades básicas.
- Padecen insomnio recurrente, presentan pesadillas de forma periódica y se duermen durante el día, por ejemplo, en la escuela.
- Padecen de aislamiento social, no tienen amigos.
- Presentan bajas calificaciones y pasan las semanas y meses, y no se adaptan a sus entornos escolares.
- Presentan comportamientos obsesivos: revisan de manera repetitiva sus cosas por temor a que suceda algo.
- Realizan rabietas frecuentes o están irritables casi todo el tiempo.
- Están angustiados todo el tiempo, siempre están preocupados.
- Padecen de dolores estomacales y de cabeza de forma frecuente, sin causa médica.
Infancia alta de 10 a 14 años
- Comienzan a presentar autolesiones como cortarse o quemarse la piel.
- Comienzan a beber, fumar e incluso se drogan.
- Participan en actividades muy arriesgadas que ponen en riesgo su vida; por ejemplo, los retos en redes sociales.
- Hacen dietas o ejercicio de forma desmesurada y tienen terror de aumentar de peso.
- Ya presentan delirios de persecución y viven preocupados todo el tiempo.
- Ya no disfrutan de las actividades que antes les encantaban.
- Presentan poca energía, siempre están cansados.
- Duerme mucho o poco tiempo.
- Cada vez están más solos, no tienen amigos y rehuyen las actividades sociales con amigos e incluso con la familia.
“Lo mejor es ser proactivo y si alguno de estos síntomas se presentan de manera recurrente es mejor tomar las riendas del asunto y acudir con los profesionales de la salud mental. En la mayoría de los casos estos padecimientos sanarán con apoyo emocional, donde se explorará el origen de los problemas y las vías para solucionarlo en familia, sin embargo, el primer paso es detectar y admitir el problema. No hay Día del Niño feliz si los menores no presentan salud mental, por eso es indispensable que los padres tomen en serio los comportamientos descritos”, concluyó Susana Salazar.
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